domingo, 2 de noviembre de 2014

¿Hago bien plantando flores en este jardín bodrio o estoy loco por hablarles de amor en tiempos de odio? -Rafael Lechowski

Hay algo infinitamente más fuerte que un ideal o un pensar. Puedes ser un entusiasta del heavy metal, mientras que tu mejor amigo solo baila bachata y reggeaton. Pero sois mejores amigos, no hay nada en contra de ese lazo aparte de esa estupidez adquirida durante años en este jardín de flores podridas que llamamos mundo.
Surge entonces la pregunta de si los sentimientos son simples espasmos de las neuronas, caprichos cerebrales o tonterías que se inventaron los poetas hace más de mil años. Entonces eres calificado, con la tradicional rigidez etiquetadora que caracteriza nuestra sociedad, como romántico, clásico y sensiblero o piedras sin sentimientos ni corazón. Ahora qué diga alguien quién es el que tiene razón de los dos, el que cree que el amor es "un cielo que en un infierno cabe, un veneno por licor suave", como Lope de Vega nos recitaba, "Cómo si se pudiese elegir en el amor, como si no fuese un rayo que cae y te parte los huesos", como sentenciaba Julio Cortázar, o no es más un movimiento cerebral en el córtex frontal que nos hace creer que la otra persona es lo mejor que ha podido pasar por nuestra vida.
La respuesta a la eterna pregunta no existe. Más que nada por que no se van a rendir ni los enamorados ni los científicos.
De momento lo que sabemos es que dicen que es bonito sentirlo. Luego queda pensar vuestro concepto de bonito y reinventar en función de ese concepto, otra definición de amor. Después, si os convertís en personas célebres podréis vender esa definición como quien vende un saco de patatas.
Bonito, ¿eh?