martes, 26 de agosto de 2014

El fénix que murió resucitando.

¿Os parece un comportamiento humano matar a otros inferiores simplemente por el gusto de matar? ¿Os parece humano robar las posesiones de una persona cuya vida ha sido destruida? ¿Os parece humano utilizar los sentimientos de la gente, su sensibilidad a unos hechos contra ellos?
No sé, igual la alienígena soy yo, y los políticos, eclesiásticos pederastas,militares, policías, banqueros, periodistas y la sociedad como concepto de mole mundial son mucho más humanos que yo.
Puede que sea menos humana por preocuparme por los que no lo hacen por mí, por ofrecer a quién no merece nada, por decir lo que pienso, ser sincera y no callarme nada, por intentar ser yo misma, por intentar ser mejor, por intentar dar lo máximo, por no dormir por ayudar a las personas. 

Lo cierto es que no, no soy tan buena. Contesto a mis padres, piso el cemento fresco, pinto la suela de mis zapatos con canciones, le saco el dedo corazón a las viejas que me miran al pasar, uso ropa de hombre ancha mientras las chicas de mi edad llevan tangas vaqueros y trozos de tela que apenas tapan los senos, cuando me quiero desahogar grito hasta quedarme sin voz, entonces me callo porque no hay más opción, a veces no puedo evitar preocupar a la gente porque me notan algo malo, a veces no actúo bien, a veces me comporto como una ignorante y una estúpida, a veces como una sabelotodo insoportable, a veces soy demasiado madura e intransigente, a veces infantil y ridícula.

Supongo que no soy tan humana ni menos que los políticos y todos los que he nombrado, y que tú, que seguramente también seas un perfecto candidato a la reencarnación en bicho bola o plancton o esas emocionantes vidas diminutas e insignificantes que todos hubiésemos querido tener. 
Supongo que hacemos tantas cosas buenas como malas, que todo es equitativo. Aunque en realidad no sabemos que está bien y está mal. ¿Tener sexo es malo? Es natural, naciste gracias a que tus padres echaron un polvo. ¿Aislarse es malo? Acabas encontrando lo que eres, lo que te gusta hacer y no hay distracciones; la gente no puede herirte. Puede que sea cobarde, pero nadie dijo que serlo fuese malo, de hecho, si alguna vez te dicen, háblales de su hipocresía por haberlo sido ellos y no admitirlo. Doblemente cobardes.

A veces soy hipócrita por no incluirme en mis críticas al ser humano. En realidad sí lo hago, pero critico más comportamientos que no son míos y aún así son humanos. Puede que me haya comportado así inconscientemente. Puede que yo sea igual que los otros y sea aún más estúpida por pensar que era diferente, que era un poco especial quizás, que tenía algo importante que hacer. Todos lo creen, ¿no? Puedes que trabajes en una gasolinera, que estés en la calle sin qué comer, con una vida sumida en lo monótono y que ya te hayas olvidado que de pequeño soñabas con hacer algo diferente, con innovar, con ser vanguardista. No por ello eres un perdedor, eres humano. Pero, ¿a cuántos niños habéis oído decir que de mayores querían ser humanos? Seguramente su madre les diría riendo: <<¿Qué dices tonto? Si ya eres humano.>> 

Tampoco es que estemos muy seguros de lo que es ser humano. Somos nosotros, pero ¿cuál es el concepto? ¿Tener pies, brazos, cabeza? Acaso un manco deja de ser humano? ¿Un cojo? Tampoco cuenta tener sentimientos, hay animales con ellos. También es cierto que lo somos, pero más evolucionados, una raza superior. Debo ser la única que piensa que eso suena un poco nazi. No sé, lo de raza superior... 
Llamadme rara.



viernes, 22 de agosto de 2014

HELL

Queridos religiosos del mundo, con todo el respeto, cariño y afecto que podáis imaginar, que todos los presentes sabemos que tenéis una potente imaginación, un enorme pene azul flotando por rojizos campos de hierba repartiendo golosinas a los niños, me da más confianza que vuestro dios. En el fondo están bien fundadas, quiero decir, habéis hecho un estupendo trabajo de publicidad predicando en el Ágora. No lo critico, admiro vuestra perseverancia en algo que no existe. Lo más divertido es que este utópico pensamiento en el que las zarzas hablan y los hombres, que ya les cuesta acertar meando, pueden apartar el mar para crear su exclusivo camino, se remonta a hoy en día, después de tantos filósofos intentando hacerles ver a las personas una realidad sobre la que reflexionar, seguimos siendo igual de gilipollas. En fin, nada más que decir que felicidades. De hecho, el fin de año es la celebración de que la mente retrógrada sigue en pleno auge. ¡Feliz 2014 años siendo estúpidos!¡Otro año más creyendo que un hombre barbudo y en taparrabos nos guiará a un paraíso de nubes y mujeres rollizas con sábanas translúcidas! 
Bueno, ya me he metido bastante con los católicos, toca el conflicto judío y musulmán. 
En realidad seguiré metiéndome con los católicos pero en un segundo plano. 
Bien. Hablemos de hipocresía. Hablemos de un pueblo que ha sido masacrado, mutilado y demás maniobras de tortura. Además no estoy hablando solamente del nazismo que ya supuso enormes pérdidas en el pueblo judío, ha habido muchas masacres a este pueblo en diferentes momentos de la historia, como en la Edad Media, una vez sucedida la masacre del nazismo, fueron perseguidos por toda Rusia, etc. Es normal que este pueblo entienda lo que son las pérdidas y por lo tanto sea justo y comprensivo a la hora de tratar un conflicto con otra religión. Pero, cómo ya he dicho incontables veces, el ser humano es estúpido, y si hay dinero y poder de por medio, es cínico; un comportamiento sumamente humano, por cierto. Así que, pudiendo llegar a un acuerdo adulto y justo, consiguiendo armonía entre ambas religiones, van y empiezan a bombas con los palestinos. Así podemos ver cada día imágenes de Gaza bombardeada. Pero desde luego vivimos en un mundo precioso. Luego, el judaísmo es prácticamente igual que el catolicismo, el origen quiero decir. Entonces cada uno se va por su lado, cada cuál más absurdo que el otro. Que tienen sus costumbres y que me parece perfecto, pero es exactamente la misma crítica hacia los católicos; creen en la utopía. El islam es lo mismo, la misma creencia idílica. Además, veo conveniente añadir que si el hombre musulmán puede practicar la poligamia, la mujer tiene su mismo derecho. Y si ella se tapa la cara por su religión, el hombre que haga lo mismo, y si no que no lo hagan ninguno de los dos. La mayoría de las religiones son machistas y es algo que la sociedad no debería soportar, y por encima se fomenta. 
De todas formas, seas musulmán, judío, católico o tu madre en bragas naranjas el fin es el mismo. Mueres y ya está. Lo que haya después te lo inventas ya que te has inventado esa paranoia de los salvadores y el paraíso.  


Antes de dar por finalizada la entrada, pido perdón a quién se haya sentido ofendido en lo que digo; es mi opinión.     






miércoles, 20 de agosto de 2014

El lugar donde viene a morir el amor

Enredadera que sube por un tronco torcido.
Las mejores cosas pasan cuando menos lo esperas, cuando estás tomándote una cerveza con amigos, o cuando acabas de llegar a un lugar totalmente nuevo donde todo el mundo es una mole gris sin rostro. 
Es mejor que no tenga nombre, así no pueden tocarlo, está a salvo. Sólo sabemos que sabe a café del negro y que suena al momento indicado, a rock sinfónico, a punk o a indie. Lo mejor es que nadie más puede saberlo.
Sabemos que se mira mejor bajo el objetivo de una cámara y que se está mejor tumbados en un balcón. Huele a libro viejo y a colonia masculina, a whisky con hielo y a chaqueta de cuero. A veces habla, de la música, que oye por los huesos y de los libros que devora. Habla de Tarantino, de la sociedad, de la inteligencia en las personas, de la apariencia y de lo que no se debe aparentar, habla con seguridad.
Se mueve con esa misma seguridad, con agilidad sorprendiendo en cada movimiento.
No tiene nombre pero es azul, más claro que la tinta de un boli y más oscuro que el cielo del norte, nosotros sabemos que color es y lo mejor es que nadie más puede saberlo, ni siquiera imaginándolo.

Mi perro buscando topos a ras de tierra.

The Wallflowers Crew

Me apuesto la vida a que cada ser humano que está leyendo esto alguna vez ha criticado a alguien. Aunque no se lo haya dicho a la cara (de hecho, normalmente esas críticas no constructivas son las que suelen decir a las espaldas), o simplemente lo haya pensado. 
Esto se debe a que nuestra querida sociedad, a la que pertenecemos, hemos construido con nuestras manos y mentes, y que, como buenos hipócritas, tachamos de injusta y absurda, ha creado una imagen de normalidad a la que ajustarse, en cada zona es diferente, viendo así que cuando más mundo conozcas más sabiduría tienes, si es que tienes mínima curiosidad y no rechazas cualquier tipo de cultura, típico en ignorantes e ingenuos al exterior de su pueblo natal.
Taza vista desde arriba.
Cuando vemos a una persona que no encaja en ese prototipo tendemos a pensar mal de él o ella. Todo depende porque si llevamos esa imagen al positivo, esa persona es idolatrada puesta en un trono de adoración del que no se mueve ni a escobazos. Pero una persona que le hayan cogido manía queda juzgado de muerte de por vida, como si su personalidad fuese una carga y lastre que le llevará al ahorcamiento y si escapa lo descogollan los vecinos en un motín medieval y si eso que agonice en la fosa común.

Taza vista como igual.
Nuestros padres nos acostumbran desde que somos lindos e inocentes infantes a que somos estupendamente diferentes y únicos y que los demás niños nos tienen envidia porque somos muy guapos y muy listos. Sé que no me equivoco. Nos han inculcado (a mí inclusive) un egocentrismo lujoso y exclusivo en humanos que hace a esta especie aún más encantadora. 
Guitarra vista desde arriba.
En cuanto se encuentra un objeto de burla se desgasta como unas zapatillas de deporte baratas y hasta que la suela no está agujereada y arrancada por la mitad, no dejamos de usarlas y de pisotearlas. Después de tal aberración a nuestros "iguales" podéis donar cinco euros a algún país africano y podréis sentiros solidarios y caritativos. Seguiréis siendo hipócritas y, humanos al fin y al cabo, pero lo importante es sentirse bien con uno mismo, ¿no?
Luego, cuando esas críticas salen a la luz en defensa de esa persona/suela de zapato, nos tiramos de los pelos en ser los primeros en ocultar lo que hemos dicho y diciendo que fuimos los primeros en defender a esa persona, que intentamos ayudarla y que no tenemos culpa de nada. Lo cual es incluso más ofensivo para esa persona, que ya no acusa a nadie porque su propia bondad le somete a callar de nuevo.
Guitarra vista desde el suelo.
También hay personas que crean un conflicto donde no lo hay, o habiéndolo hacen que éste sea mayor sin serlo, por llamar la atención, por puro vicio de hacerse la víctima, que todos, aún conscientes de ello o no, hemos actuado para dar pena y llevarnos algo de atención. 
Después de haber llegado aquí, a este punto de reflexión, es evidente que los valores humanos han quedado por los suelos. De hecho, mi reflexión sobre la estupidez humana ha llegado a dudar de los sabios del antropocentrismo, por lo menos en la sociedad actual se matarían todos al ver en qué habían concentrado su admiración. Seres que critican a sus iguales y que se imitan unos a otros, creando así una especie dentro de la humana, que busca ser superior y que tacha a los demás de "pringados" o "marginados" o lo que coño quieran, simplemente por no adaptarse a sus medidas de maniquí. 
Y eso, que os follen que yo, por lo menos, prefiero ser un animal salvaje a vivir en vuestro mundo de arcoíris y coloretes baratos. 

domingo, 17 de agosto de 2014

¿Son los principios tan importantes como los finales?

                                                                  The begin.

<<La primera palabra de un libro contra la última. El saludo de dos futuros amigos contra la dolorosa despedida en el lecho de muerte de uno de ellos. El primer llanto de un bebé contra el último suspiro forzoso de un anciano. Toda la vida está formada de principios y finales, de variantes y constantes que marcan la existencia de esta miserable raza humana. >>



Comencemos analizando el nacimiento. Somos ratas arrugadas y lloronas. Monstruitos de apenas tres kilos. Que quede admitido. Para nuestra madre somos pequeñas granadas de felicidad y armonía, pero no, somos monstruos.
A lo largo de esa vida que se nos ha sido concedida, vamos pensando, vamos reflexionando. Simplemente con ese razonamiento que llega al alcance de los niños, se hace magia. Puede que esa palabra haya sido mancillada, como muchas otras, por la raza humana. Se han creado estereotipos de la magia, se ha convertido en un término muy relativo. En este caso, con magia me quiero referir a la curiosidad que tienen. Esa inocencia hace que la magia surja sola de ellos. No son Harry Potter, solo son niños que sacan sus propias conclusiones, que se convierten en filósofos sin saber lo que es la filosofía y sin haber estudiado conceptos, solo imaginan lo que para ellos es esa vida, le ponen nombres a las cosas. Los adultos se han consumido en su rutina y se han cegado. ¿Acaso un perro, con cola, con pelo, orejas y hocico, les parece extraño? Para nada. Han visto miles, millones de perros en su vida. Incluso han convivido con ellos, les han personificado, hablando con ellos, dando cariño. Pero para un niño, ajeno a esa normalidad e indiferencia por las cosas típicas, se sorprende y se agita al ver a ese perro. Ustedes tampoco se sorprenden de verse reflejados en un espejo, mientras que hemos podido observar como, por ejemplo un gato, reacciona cuando se ve, cree que es otro gato. Supuestamente hace gracia porque somos superiores mentalmente y somos muy inteligentes. En realidad es un bello engaño que nos hace nuestra propia mente.
 
Caramelos de violeta muy presentes en mi infancia

Fotografía de unos antiguos carnavales





Una vez superada esa época preciosa de disfrutar de  los placeres cotidianos eliminados por la absurda rutina, aterrizamos bruscamente en la adolescencia, donde el único interés es llamar la atención, conseguir drogas a toda costa, utilizar los estudios como papel higiénico (en el mejor de los casos), escuchar música insufrible y tener un carácter agresivo, estúpido e ignorante. La clave para ellos es quejarse. De hecho, de no ser por la falta de madurez se les podría calificar como adultos, ya que estos hacen exactamente lo mismo, de hecho se quejan los unos de los otros. Una dulce ironía (e hipocresía) teniendo en cuenta la fina línea que los separa. Los adolescentes se quejan de la falta de libertad que les dan sus padres, de lo que cuestan los estudios, de que sus novios les abandonan en la trágica miseria y de que los bombardeos en Gaza acaban con la vida de un número muy preocupante de personas. Ah, no, disculpadme, eso último se la suda porque no tiene que ver con su egocéntrica vida. Mea culpa. 


Evidentemente no hablo de todos los adolescentes, los hay muy diferentes pero, por desgracia es el concepto de jóvenes que ha creado la sociedad y me duele decir que en muchos, muchísimos casos, le sobra razón. 
Espiga silvestre resistente al tiempo,
tanto atmosférico como
cronológico.
En su defecto, y comparando con la definición de adolescente situada arriba, los adultos se quejan, cada uno de la vertiente política al gusto. Los de izquierdas se quejan de los de derechas y viceversa, los republicanos se quejan de que hay una monarquía y los monárquicos se quejan de que los republicanos se quejan. Sin duda alguna, el caso es quejarse. Todo el país se queja de la poca libertad que da el gobierno, eso sí, la tregua es segura si hay un mundial de fútbol, el motín se distrae con una pelotita y dos palos. Estamos de acuerdo con que somos una raza perfectamente evolucionada. Los adultos también se quejan del poco tiempo libre que les dejan sus trabajos, de que sus mujeres y maridos se acuestan con otros y los triángulos, cuadrados y hexaedros amorosos que sufren, muy diferentes a los de las vidas de sus hijos adolescentes. Que no se note la ironía, por favor. 
Cerveza "Estrella Galicia"


Por último, llegamos a la fase de preparar el cementerio, pues quedan los sabios que nadie escucha y lloran con rencor sabiendo el ignorante camino que escogen sus hijos y nietos. Los ancianos son la variante humana que más se debería respetar, mientras que son los menos escuchados, los más ignorados y lo que más debería avergonzar a todas las generaciones anteriores a ellos, los más considerados una carga. Se les mete sin consulta o ignorando su opinión en un lugar triste, apagado y aburrido donde se cuentan las mismas historias.
Muchos ancianos que deberían haber sido respetados han muerto monótonos en sus mismos pensamientos y consumidos en el bingo y dentaduras postizas. Los ancianos deberían morir sabiendo que simplemente van a descansar después de toda una vida aprendiendo y habiendo aprovechado cada momento. 
Una pena que seamos estúpidos, ciegos y sordos. Una pena también, que aparte de lo ya dicho, no seamos mudos.
Agapanto. Su flor envejece poco a poco de manera que observamos el cambio
en diferentes flores del racimo que posee.

Lo mejor que puede hacer el ser humano es reconocer su estupidez y no negarla, admitir que hay un final, que sin cosas buenas no hay cosas malas, no hay morenos sin rubios, no hay rojos sin fascistas y no hay principios sin finales. 




The end.