miércoles, 20 de agosto de 2014

The Wallflowers Crew

Me apuesto la vida a que cada ser humano que está leyendo esto alguna vez ha criticado a alguien. Aunque no se lo haya dicho a la cara (de hecho, normalmente esas críticas no constructivas son las que suelen decir a las espaldas), o simplemente lo haya pensado. 
Esto se debe a que nuestra querida sociedad, a la que pertenecemos, hemos construido con nuestras manos y mentes, y que, como buenos hipócritas, tachamos de injusta y absurda, ha creado una imagen de normalidad a la que ajustarse, en cada zona es diferente, viendo así que cuando más mundo conozcas más sabiduría tienes, si es que tienes mínima curiosidad y no rechazas cualquier tipo de cultura, típico en ignorantes e ingenuos al exterior de su pueblo natal.
Taza vista desde arriba.
Cuando vemos a una persona que no encaja en ese prototipo tendemos a pensar mal de él o ella. Todo depende porque si llevamos esa imagen al positivo, esa persona es idolatrada puesta en un trono de adoración del que no se mueve ni a escobazos. Pero una persona que le hayan cogido manía queda juzgado de muerte de por vida, como si su personalidad fuese una carga y lastre que le llevará al ahorcamiento y si escapa lo descogollan los vecinos en un motín medieval y si eso que agonice en la fosa común.

Taza vista como igual.
Nuestros padres nos acostumbran desde que somos lindos e inocentes infantes a que somos estupendamente diferentes y únicos y que los demás niños nos tienen envidia porque somos muy guapos y muy listos. Sé que no me equivoco. Nos han inculcado (a mí inclusive) un egocentrismo lujoso y exclusivo en humanos que hace a esta especie aún más encantadora. 
Guitarra vista desde arriba.
En cuanto se encuentra un objeto de burla se desgasta como unas zapatillas de deporte baratas y hasta que la suela no está agujereada y arrancada por la mitad, no dejamos de usarlas y de pisotearlas. Después de tal aberración a nuestros "iguales" podéis donar cinco euros a algún país africano y podréis sentiros solidarios y caritativos. Seguiréis siendo hipócritas y, humanos al fin y al cabo, pero lo importante es sentirse bien con uno mismo, ¿no?
Luego, cuando esas críticas salen a la luz en defensa de esa persona/suela de zapato, nos tiramos de los pelos en ser los primeros en ocultar lo que hemos dicho y diciendo que fuimos los primeros en defender a esa persona, que intentamos ayudarla y que no tenemos culpa de nada. Lo cual es incluso más ofensivo para esa persona, que ya no acusa a nadie porque su propia bondad le somete a callar de nuevo.
Guitarra vista desde el suelo.
También hay personas que crean un conflicto donde no lo hay, o habiéndolo hacen que éste sea mayor sin serlo, por llamar la atención, por puro vicio de hacerse la víctima, que todos, aún conscientes de ello o no, hemos actuado para dar pena y llevarnos algo de atención. 
Después de haber llegado aquí, a este punto de reflexión, es evidente que los valores humanos han quedado por los suelos. De hecho, mi reflexión sobre la estupidez humana ha llegado a dudar de los sabios del antropocentrismo, por lo menos en la sociedad actual se matarían todos al ver en qué habían concentrado su admiración. Seres que critican a sus iguales y que se imitan unos a otros, creando así una especie dentro de la humana, que busca ser superior y que tacha a los demás de "pringados" o "marginados" o lo que coño quieran, simplemente por no adaptarse a sus medidas de maniquí. 
Y eso, que os follen que yo, por lo menos, prefiero ser un animal salvaje a vivir en vuestro mundo de arcoíris y coloretes baratos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario